El consumo de drogas se mantiene entre los universitarios

El consumo de drogas al interior de los campus universitarios sigue latente; Según estudios, Colombia es el país con los mayores índices, panorama al que no es ajeno la Universidad de Antioquia.

El consumo de drogas al interior de la Universidad de Antioquia sigue consolidándose como un negocio de graves efectos para la comunidad universitaria; Desde cerveza, vino, chicha, hasta Marihuana, cocaína, LSD, bazuca, opio y heroína, son las drogas que se pueden conseguir libremente en el lugar conocido como “el aeropuerto”.


Desde $1.000 pesos para un moño de marihuana, hasta $25.000 pesos para un “tripp” de LSD, es lo que se debe de pagar para obtener la droga deseada. “La movida inicia desde las 10: 00 am, cuando los jibaros llegan, arman sus negocios y esperan que los clientes lleguen a comprar”, cuenta Andrés, estudiante que frecuenta el lugar.

El aeropuerto, ubicado en el extremo norte de la Ciudad Universitaria, no es el lugar en el que despegan vuelo los aviones, como se podría pensar, son las mentes de estudiantes, egresados y externos, que llevados por las drogas, leen, apuestan, tocan un instrumento, conversan, duermen o simplemente vuelan al lugar que sus conciencias o su estado físico deseen.

“lo bueno de este lugar es que nadie se mete con lo que estás haciendo, se respira un aire de tolerancia, de yerba, de vida”. “Aquí se dan los mejores debates políticos, se ríe, se conoce, se aprende”, “es el lugar en el que los punkeros, metaleros, hippies, regetoneros y hasta los que manifiestan no pertenecer a ninguna tribu pueden estar al mismo tiempo”, dicen dos jóvenes mientras se fuman un porro.

Más allá de los argumentos que las drogas pueden despertar en estos jóvenes, el aeropuerto, es el lugar en el que el consumo, el abuso, la dependencia, los robos y el libre expendio se mueven dentro de la ilegalidad, la adicción y la falta de control.

Alexander Gonzales, coordinador del servicio de prevención de adicciones de Bienestar Universitario, argumenta que este panorama no solo se vive en la Universidad de Antioquia, pues según él, “en todas la universidades pasa lo mismo, solo que aquí se evidencia más”.

Según el estudio Epidemiológico Andino sobre consumo de drogas sintéticas en la población universitaria de Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia (2009), el alcohol es la droga de mayor consumo entre los jóvenes, encabezado por Colombia y Perú con un 90% de los estudiantes. En esta droga, el aeropuerto ofrece aguilón a $2.500 pesos, vino desde 6.000 pesos, bolis de Vodka a $1.000 pesos, la media de chicha a $2.000 pesos, entre otros.

Siguiendo el mismo estudio, en Colombia para el 60% de los estudiantes es fácil conseguir drogas como la marihuana, cifras que se reducen casi a la mitad en los otros países. En el aeropuerto, esta droga se puede conseguir ya sea para armar a $2.000 pesos, moño, armado, o cripa a $5.000 pesos; aunque según Andrés “los precios y la calidad dependen del jibaro que le compres”.

Aunque estas cifras evidencian que Colombia es el país de universitarios que más consumen drogas y que más fácil tiene acceso a ellas, según Bienestar, en la Universidad las cifras del consumo, desde el punto de vista estadístico, no han aumentado, sino que se mantienen.

¿Qué se está haciendo para afrontar el problema?

Según Alexander Gonzales, desde Bienestar Universitario, se realiza atención individual, trabajos grupales reflexivos, talleres, conferencias e investigación, para entender cómo está el fenómeno del consumo entre los universitarios, sin embargo, argumenta que estos servicios tienen poca afluencia “porque los estudiantes que tienen problemas de drogas son reacios a estos servicios, porque piensan que pueden generar sanciones y porque se rehúsan a creer que son adictos”.

Para los estudiantes que frecuentan el aeropuerto, este es un lugar legitimo y necesario, pues según ellos tienen la libertad de hacer lo que en las calles o en otros lugares públicos les generaría sanciones y problemas con la policía.

Andrés, aunque defiende este espacio, opina que el problema es que se haya convertido en una de las plazas de vicio más grande de la ciudad y que no solo sea frecuentado por universitarios, sino por personas externas que no tiene control sobre el consumo ni sobre los efectos de la droga que tiren”.

Más allá de las visiones polares sobre la problemática del consumo de drogas en la Universidad de Antioquia, el aeropuerto es el lugar que ha ganado legitimidad no solo por los estudiantes que le dan vida, sino por la administración, el departamento de vigilancia y todos los mecanismos de control, que ha permitido que todos los días a las 10 am, ingresen los jibaros con su oferta de drogas e instauren la plaza de vicio más grande de la zona norte de la ciudad.

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