A oscuras y sin agua permanecen los desconectados

Sigue aumentando el número de familias desconectadas de los Servicios Públicos Domiciliarios en la ciudad, una problemática que sufren, en su mayoría, mujeres cabezas de hogar que, sin empleo y con varios hijos, esperan una respuesta del Municipio para mejorar su calidad de vida.

“O comemos o pagamos”, fue la frase latente durante el III Encuentro de Desconectados de los Servicios Públicos Domiciliarios en el barrio Llanaditas, en el nororiente de Medellín. Un espacio al que asistieron más de 200 familias que hoy viven sin agua, energía, telefonía y gas y que ven lejos el restablecimiento de estos servicios.


María Teresa Álvarez es una mujer, cabeza de hogar que, debido al desplazamiento forzado, llegó hace 5 años al barrio La Cruz. Desde su llegada, se ha dedicado a lavar y a planchar ropa, pero por falta de recursos económicos para pagar su facturación mensual, se sumó a la cifra de desconectados de la ciudad.


Según Edgar While, presidente del Sindicato de Trabajadores y Empleados de Servicios Públicos (SINTRAEMSDES), el problema de los desconectados “es un efecto estructural del país, pues los políticos, empresas e intereses particulares han convertido los recursos naturales en una mercancía, que se comporta de acuerdo con las leyes del mercado, con la oferta y la demanda y que, poco a poco, pierde su sentido social, siendo más inequitativo”.

En Medellín, según este sindicato, hay 43.670 desconectados del agua y 40.000 de la energía, cifra de la que hace parte María Teresa. “Dejé de trabajar con la lavada y la planchada de ropa, porque ya no tenía cómo hacerlo; con eso me ganaba entre 10 y 15 mil pesos diarios, que me permitían comprar para comer y darle a mis hijos lo necesario. Ahora estamos pegados de la energía de mi vecina y con una canoa arrastramos el agua hasta la casa. Sabemos que eso es ilegal pero es lo único que podemos hacer en medio de la pobreza en que vivimos”.

Esta cifra la refleja la empresa más grande de servicios públicos domiciliarios del país y se queda corta, al compararse con el número de población rural antioqueña que, por cobertura, carece de acceso a cualquier servicio público. “Los campesinos ni siquiera están censados, porque son una población que no existe para EPM. Ellos colocan contadores y la instalación de servicios donde le sea rentable”, asegura Martha Lopera, lideresa comunitaria.

La abogada Claudia Serna afirma que los desconectados, tanto los que carecen de recursos económicos para pagar, como los que por cobertura no acceden a ellos, son desconocidos o invisibilizados por la justicia, “pues se han instaurado varias tutelas por violación a los derechos fundamentales, pero han sido negadas, porque los jueces consideran que si no tienes para pagar, no puedes tener el servicio”.

Esta visión de los jueces es un problema, según la abogada, pues la ausencia de servicios como el agua y la energía, afecta el normal funcionamiento de los hogares, se viola el derecho a la vida, a la salud, a la educación y a otras garantías fundamentales consignadas en la Constitución Política de Colombia.

María Teresa, aunque poco conoce de leyes y de la Constitución, vive en su cotidianidad la violación no solo de sus derechos sino también los de sus 5 hijos. De ellos, el mayor, de 16 años, “tuvo que salirse de estudiar y trabaja vendiendo en la calle para sostenemos, y los pequeños estudian, pero me los devuelven la mayoría de las veces porque llevan los uniformes sucios y van desarreglados. Ellos me dicen que quieren trabajar como su hermano y así vivir mejor, pero aún están muy pequeños”.

Según la abogada Serna, en la sentencia T-546, de 2009, de la Corte Constitucional, las empresas prestadoras de servicios públicos no pueden suspender el servicio a hogares en los que haya personas con especial protección, en este caso, los menores de edad y, en caso de incumplimiento involuntario u ocasionado por fuerza insuperable en el pago, debe suspenderse la forma de prestar el servicio, pero no cortar totalmente el suministro.

Servicios públicos prepago: una alternativa desde EPM
Frente a este panorama, Empresas Públicas de Medellín incorporó una alternativa para los hogares desconectados de la ciudad: la energía prepago, un servicio en el que se paga por adelantado el consumo de kilovatios-hora hasta agotar el saldo.

Fuente: Buenas Noticias Colombia, en canal Youtube

Natalia Yarce, trabadora y gestora social de la Energía Prepago, afirma que este sistema es una opción para que los hogares mejoren sus hábitos y no se preocupen por una facturación mensual sino por recargar los 2.000 pesos que se traducen en 2 o 3 días de energía y con los que abonan el 10 a la deuda que tienen con la empresa.

Esta opción, según la abogada Serna, no ayuda a los desconectados, porque no tienen la capacidad económica para recargar esta energía cada vez que se agote, en especial, porque son hogares en los que cocinan con energía y ésta agota rápidamente la recarga.
De esta manera, la problemática de los desconectados en Medellín sigue a la espera de mejores alternativas por parte de EPM, que les permita restablecer el servicio. Mientras tanto, se vienen instaurando, según la abogada, acciones jurídicas colectivas que tengan incidencia municipal, como la que pide la red de alcantarillado para el barrio La Cruz, donde María Teresa espera volver a bañar a sus hijos, prender su televisor en la noche, serviles la comida caliente; en últimas, vivir con algún nivel de dignidad.

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